Reseña de 'Existe algún lugar en donde nadie' en Escaparate Literario

En la web Escaparate literario, la poeta Ángela Serna reseña el poemario de Juan Pablo Roa Existe algún lugar en donde nadie, que publicamos en Pregunta. Podéis leer la reseña en este enlace y a continuación:

Reseña: Existe algún lugar en donde nadie (Juan Pablo Roa)  por Ángela Serna | 27 Jun, 2019

Reseña: Existe algún lugar en donde nadie (Juan Pablo Roa)

Impresiones de lectura


El agua nunca pertenece al padre,
sino al hermano que fluye y es aliento.


-Hay libros que nos encuentran-

Existe algún lugar en donde nadie es un poemario del poeta colombiano Juan Pablo Roa, autor al que he conocido hace algo más de un mes gracias a mi amiga, la actriz Itziar Rekalde. A ella le debo el placer de haberle encontrado y de haber podido entrar en su obra. 

Voy hacia la luz que me trasciende.

Juan Pablo Roa tiene la mirada de quienes están en constante búsqueda. Además de poeta es editor y regenta, junto a Roberta Raffetto, una librería de poesía en la ciudad de Barcelona. Su Librería se llama Animal sospechoso (¡algo tendrán que ver Valente y Nicanor Vélez en este asunto!) y en ella se realizan actividades diversas: lecturas, recitales, presentaciones… 

Ahora queda solo una música.

Aunque tiene más libros publicados (Ícaro, Canción para la espera, El Basilisco), Existe algún lugar en donde nadie es su primer libro para mí y me ha llegado en el momento justo, en mi momento justo y, probablemente, en el momento justo del autor, pues supone (así lo he entendido) un cambio de rumbo en su escritura: «Una búsqueda de formas breves del tipo de Una vita de Ungaretti o del último José Ángel Valente, el de Fragmentos de un libro futuro. Ir encontrando piezas para imaginar, para tratar de reconstruir, tras una prolongada búsqueda, un todo unitario, uniforme, aunque no una totalidad (imposible de hallar en su totalidad)».

En cualquier caso, si hoy lo traigo hasta aquí (aunque sea brevemente) es porque desde el comienzo de su lectura (mi lectura) algo en él me llevó a esa dimensión del pensamiento en la que asaltan las preguntas; a un espacio, el del propio poema, en el que pude encontrarme, verme, reconocerme como parte de «ese lugar en donde nadie», porque ese lugar es el lugar de todos. No sé si esto lo sentí solo por las palabras de Juan Pablo Roa o también porque había estado releyendo al Joan Margarit de Nuevas cartas a un joven poeta y recordé lo que dice sobre el lector: «El lector no es el equivalente a la persona que escucha un concierto, el lector es el músico que interpreta esa partitura». Así me sentí al leer los poemas de este libro.

Dedicado a la memoria del hermano (Luis Gabriel Roa Delgado) y a la del padre, muy presente desde la primera página, Existe algún lugar en donde nadie es un «cantar» a los orígenes, a la familia, desde el recuerdo y la distancia. Y un luto trascendido gracias a la escritura. Un luto transformado en poesía. 

Cuatro partes construyen el edificio (jardín, huerto, campo, el mar…)  de este libro. Una estructura necesaria para llegar a un lugar (el poema) tan abierto como el título, porque 

la palabra es de lumbre 
cuando a ti vuelve el pensamiento 
pero nunca termina de decirse.

     Primera parte: Árbol del mundo (18 poemas): el reino de los árboles:

«Es difícil llenar un breve libro
con pensamientos de árboles.
Todo en ellos es vago, fragmentario».
(Eugenio Montejo, Los árboles)

     
     Segunda parte: Yo me pregunto si la noche lenta (17 poemas): el reino de la noche:

«(…) junto al agua que todo lo ve, pero nada recuerda».
(Lucian Blaga, Canción del sueño)


     Tercera parte: Existe algún lugar en donde nadie (29 poemas): el luto que trasciende:

«¿Será así la vida inexpresable como el mar,
Los besos y las lágrimas espuma y sal serán,
Y el deseo se extenderá entre la belleza de los cuerpos,
Y así los cuerpos buscarán otros cuerpos
Como las olas que buscan otras y otras y otras olas?».
(Fernando Charry Lara)


     Cuarta parte: El agua ensimismada (10 poemas): el hijo (el hermano), también la madre:

«Muor giovane colui ch`al cielo è caro».
(Menandro)

Cuatro citas, cuatro referentes, cuatro pilares en este libro, en este lugar donde las palabras dicen más allá de sí mismas, pues hay algo en ellas que trasciende y va directamente al lector. Tal vez sea por esa cercanía que genera -a pesar de la distancia- el saberse parte también de un «árbol genealógico» que, tarde o temprano, perderá sus ramas…:

No llamo a los muertos por su nombre
pero uno a uno los voy poniendo en el árbol del difunto.


Cada poema se abre en la lectura y permanece en la mente, a medida que avanzamos, tal una música de fondo. 

Antes del comienzo de la noche
tú y yo preparábamos el canto.

Luego fuiste Noche
y mi cuerpo letra para el canto.

Ya lo dice Juan Pablo Roa: 

La poesía es pensamiento que canta.


Hay en este lugar (en donde nadie) repeticiones y variaciones que vienen a recuperar ese territorio perdido de cuando el árbol tenía todas sus ramas. Es como si cada poema fuera el «mismo poema», ese que a fuerza de repetir la(s) misma(s) palabra(s) no deja lugar al equívoco, aunque a veces…:

DESNUDOS de padre
la noche cubrió nuestras vergüenzas.
meses después
te desengendró la misma noche
en una noche más lejana;
ahora no digo noche sino árbol bocabajo
de ramas altas adentro de la tierra.

Y todo ello en intenso diálogo, no siempre evidente, con otros poetas, con otros poemas. Ya el título es un guiño a un poema del Giovanni Quessep de «canción del que parte»,  el mismo Quessep que en la cercanía de la muerte dice:

Extranjero de todo
La dicha lo maldice
El hombre solo a solas habla
De un reino que no existe

Variaciones y repeticiones: la palabra árbol y todas sus variantes (higuera, limonero, urapán…), y todas sus partes (ramas, raíces, sámago…); la palabra noche, con la luz y las sombras, con el fuego, la llama….; el agua y el viento; la palabra palabra…; y el Tiempo («En tus hijos leías /la música del tiempo») sonando siempre de fondo, como una melodía a la que van sumándose elementos en cada una de las secciones del libro: así a los árboles se suma la noche, a esta la luz y las sombras, el agua, la palabra. Y en cada tramo una cita que nos va conduciendo por tiempos y espacios dando más sentido si cabe a lo que María Zambrano anunciaba ya al principio: 

Girar alrededor de algo es un movimiento sacro.  


Las palabras y la estructura, repitiéndose como variantes de una misma base, generan un sedimento de músicas y escrituras que dan forma a este palimpsesto de sensaciones, emociones, experiencias… que somos:

No somos del aire que perdura.
Somos tiempo de la primera voz,
formas efímeras del espacio.

Querido lector, bienvenido a este «lugar en donde nadie…». A ti te corresponde otorgar, si procede, un nombre al lugar, tu lugar, y a lo que ese nadie (tal vez tú también) encontrará en él. Me encantaría que al salir de este libro sintieras el deseo, si no la necesidad, de seguir leyendo a este autor.

Autor

Juan Pablo Roa Delgado (Bogotá, Colombia, 1967) Estudió Letras en Bogotá y tras una estancia en Portugal e Italia (1993-1997) se radicó en Barcelona (España) en el año 2000, donde se desempeña como editor.
Ha traducido obras de las poetas italianas Amelia Rosselli, Ana Maria Giancarli y Antonella Anedda.
Es fundador y director, junto con Roberta Raffetto, de la revista de poesía Animal sospechoso, editada en Barcelona.
En 2010 recibió el XXXV premio de poesía Vila de Martorell por su libro Existe algún lugar en donde nadie (publicado en Palma de Mallorca por Lleonard Muntaner Editor).
En 2013 fundó la editorial Animal Sospechoso Editor, proyecto editorial nacido de la revista de poesía animal sospechoso (2001-2010).