El diario Faro de Vigo publica hoy una reseña, escrita por la poeta Daisy Villalobos, de El dibujante de relatos, el álbum con ilustraciones de Juan Tudela y textos de Antón Castro que publicamos en Pregunta hace unos meses.
El dibujante de relatos
Juan Tudela y Antón Castro
Ed. Pregunta
152 páginas
Daisy Villalobos Leal
¿Qué fue primero? ¿El huevo o la gallina? Esta misma pregunta podría adaptarse al libro El dibujante de relatos (Ed. Pregunta) que han construido en conjunto Juan Tudela y Antón Castro, para interrogar: ¿Qué fue primero? ¿El dibujo o el relato?
Bien podría el ilustrador Juan Tudela adaptar sus personajes a un texto donde la esencialidad y el ritmo trazan, en apenas una página, toda una biografía que gira en torno a un único y pequeño rasgo de personalidad. O ser Antón Castro quien ilustre con su narrativa las facciones de unos rostros que sostienen la mirada con la fijeza y rotundidad del dibujo, caricaturesco, en el que resaltan las facciones propias donde la individualidad encuentra su propio territorio y se autodefine en unos rostros castigados con el don de vivir.
A Antón Castro le bastan unas líneas para darnos a conocer, de una manera profunda y fehaciente, a cada uno de los personajes. Y lo hace con un tono despreocupado, libre de subjetividades, de quien es conocedor de una verdad inamovible y nos la cuenta de una manera directa y poética, sin caer en lirismos. Se trata de un discurso bien escogido, donde la sola descripción de un gesto, de un sueño, de una profesión, libera toda una vida individual, irrepetible. De repente uno acaba conociendo al personaje como conoceríamos a un buen amigo. Y esos rostros en los que Juan Tudela ha logrado esquematizar unos rasgos que de por sí solos ya están siendo alguien.
Cuando se unifican el texto y el dibujo se construye una biografía de la que apenas sabemos nada y sin embargo lo sabemos todo. Sin darnos cuenta.
A Antón Castro le bastan unas líneas para darnos a conocer, de una manera profunda y fehaciente, a cada uno de los personajes. Y lo hace con un tono despreocupado, libre de subjetividades, de quien es conocedor de una verdad inamovible y nos la cuenta de una manera directa y poética, sin caer en lirismos. Se trata de un discurso bien escogido, donde la sola descripción de un gesto, de un sueño, de una profesión, libera toda una vida individual, irrepetible. De repente uno acaba conociendo al personaje como conoceríamos a un buen amigo. Y esos rostros en los que Juan Tudela ha logrado esquematizar unos rasgos que de por sí solos ya están siendo alguien.
Cuando se unifican el texto y el dibujo se construye una biografía de la que apenas sabemos nada y sin embargo lo sabemos todo. Sin darnos cuenta.
El dibujante de relatos se nos presenta como un libro multitudinario. Sutilmente globalizador. Cuya esencia es precisamente la esencialidad de saber que escoger, entre el todo, la parte individual.