De un tiempo a esta parte esta ciudad no hace otra cosa que darnos alegrías, alegrías literarias, quiero decir. Muchas librerías (Cálamo, Antígona, Portadores de sueños, Fnac…)
plantean un inagotable proyecto cultural que acompaña a su
importantísima labor como uno de los referentes de la ciudad para sus
lectores. La configuración de una programación cultural prácticamente diaria ha hecho de esta una ciudad mejor, unos ciudadanos con más posibilidades y por lo tanto más felices.
A su vez, y una vez generada la red de presentaciones constantes y de
actos de carácter cultural, y precisamente a tenor de ellos, han nacido
proyectos de carácter editorial que nos han sorprendido con fuertes apuestas por la literatura de calidad,
los nuevos nombres y la valentía por bandera de quien adelanta su
dinero porque cree en un autor, en su voz, en su manera de decir las
cosas. Chusa Garcés, Antonio Ventura, Lourdes Aso y Laura Bordonaba aparecen con fuerza en un proyecto en el que conviven con autores de amplísimo recorrido como Fernando Aínsa, Manuel Martínez Forega, Antón Castro o Roberto Malo (además del sorpresón que nos han dado a todos con la publicación de la traducción de William Blake). Reyes Guillén y David Francisco
son los responsables de este proyecto, de esta locura que inició sus
pasos cerca de una de las editoriales más conocidas y reconocidas de
nuestro panorama, Olifante, pero
que se ha configurado con una imagen y un catálogo independiente bien
pronto pues han sido capaces de acompañar a esos textos de la imagen y
el diseño que necesitaban. Así pues, felicitar a los editores no es una
mera cortesía propia de estos textos, es un necesario aplauso del que
sabe por experiencia propia de lo duro e ingrato que es a veces el vicio
(o la necesidad) de editar libros. Muchas gracias, chicos.
Desde el otro lado es un libro estupendo, compuesto por cuatro partes bien diferenciadas y un prólogo de Fernando Valls
que presenta perfectamente el texto y también aporta un vistazo general
sobre la biobibliografía del autor y algunas claves para entenderlo a
él y a su literatura (como que el autor es un dedicado hortelano que
cultiva textos, frutas y hortalizas desde su espacio —paradisiaco,
supongo— creado para exactamente eso: cultivar y escribir, que acaso
pueden ser lo mismo).
Entenderán ustedes que por deformación profesional y gusto por la
literatura de escritores (ese pseudogénero literario que tanto éxito
tiene en la actualidad y muy vinculado a la denominada autobiografía de
ficción y que tan bien han interpretado tantos escritores a lo largo de
la historia) muestre mi predilección por la sección titulada «Cosas de escritores», donde con esa ironía tan fina y elegante Fernando Aínsa saca una carcajada al lector en su texto «Los diez mandamientos del escritor» o en el texto que les recomiendo fervientemente titulado «Epílogo».
Y completan esta sección a pesar de formar parte de otra, la de
brevísimos, la serie de aforismos titulada «Presuntos aforismos», con
atinados aguijonazos acerca del oficio de la escritura y de la vida del
escritor y sus tribulaciones.
Pero este Desde el otro lado es algo más que un libro, es, de alguna manera, un
manual para que el lector entienda cómo un escritor afronta la
dificultad de escribir prosa y sus subgéneros en un mismo volumen.
Un manual de estilo que va desde un género más largo aunque conciso, a
unos géneros breves o hiperbreves, navegando siempre entre la filosófica
naturaleza del aforismo, la danza de quien esconde también un poeta
dentro de él o de quien, directamente, ha decidido divertirnos a través
de su literatura de la misma forma que él disfruta al escribirla.