El escritor
Miguel Ángel Ordovás publica en
El Periódico de Aragón del jueves 17 de diciembre una reseña de
La brújula del universo, la novela de
Mario de los Santos que acabamos de reeditar. Se puede leer
en este enlace y a continuación:
Mario de los Santos muestra qué sucede cuando los mundos chocan
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Sin ser una gran novela esta que ha publicado Pregunta Ediciones, hay algo en La brújula del universo que hace interesante su lectura. Por ejemplo, la trama que plantea, y que va amplificándose concéntricamente: todo comienza cuando se descubre en Zaragoza la partitura de una jota en francés que data de la época de los Sitios. Como si ese descubrimiento que pone patas arriba un montón de convicciones asumidas de la historia zaragozana fuera poco, cuando una joven interpreta esa jota en un congreso de antropología musical --que ya de por sí es otro apunte cuando menos sorprendente-- el propio continuo espacio-temporal se quiebra, y la realidad de 1809 comienza a fundirse con la del 2058, año en el que se ambienta la novela.
Este brioso planteamiento le permite a Mario de los Santos desplegar de manera jocoseria un buen abanico de temas. Algunos son coyunturales o, si se quiere, cercanos, como la Expo del Agua de 2008, su papel y su legado; la identidad y contradicciones pasadas, presentes y futuras de la ciudad de Zaragoza; o la situación de la estructura universitaria española. Pero también toca otros conceptos más universales, y no por su vena irónica de manera menos reflexiva, como el amor, la justicia, las relaciones sociales o el propio sentido de la existencia.
De igual forma a como las realidades se confunden en la novela, las voces y estilos narrativos también se mezclan: con el hilo conductor de una voz en primera persona en la que cabe desde el cinismo a la observación lúcida, confluyen en su interior ecos de ciencia ficción, así como de parábola con moraleja, novela histórica y costumbrista e incluso de tratado de física teórica. Es una combinación que permite tanto entretener al lector como incitarle a pensar, una cualidad que no debería perderse de vista.