El diario Libertad Digital publica un artículo sobre la figura de Marcelino, y comentan el libro Marcelino. Muerte y vida de un payaso (Pregunta) entrevistando a su autor, Víctor Casanova Abós. Podéis leer el artículo, firmado por la periodista Laura Galdeano, en este enlace y a continuación:
El triste final del payaso español que llegó a ser el mejor del mundo
Un libro indaga en la figura de Marcelino,
un aragonés que fue referente para Chaplin o Buster Keaton pero que
acabó suicidándose en un hotel.
Marcelino Orbés nació
en Jaca (Huesca) en 1873 y a los seis años ya formaba parte del mundo
del circo. Actuó en Barcelona, Ámsterdam y Londres, pero fue en Nueva
York donde se consagró como el "mejor payaso del mundo". Sus
espectáculos salían reseñados en los mejores periódicos estadounidenses.
Llegó a ser una figura clave del entretenimiento de masas y referente
para Charles Chaplin y Houdini, pero cayó en desgracia y
terminó por quitarse la vida, solo y arruinado, en una habitación de
hotel de Manhattan. Su muerte, en noviembre de 1927, apareció en The New York Times y The Washington Post. Se iba "Marcelino, el payaso más grande que jamás vi", como lo definió Buster Keaton en sus memorias. Víctor Casanova Abós recupera su figura en el 90 aniversario de su muerte en Marcelino. Muerte y vida de un payaso (Pregunta Ediciones), un libro que indaga en las luces y las sombras de este aragonés "injustamente olvidado".
"Llegué a Nueva York con la misión de buscar la huella de Marcelino",
cuenta Víctor Casanova Abós (Huesca, 1987), que reside en Brooklyn y
trabaja como analista en el "think tank" Security Council Report, una
institución que analiza la labor del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas. "Pasé mucho tiempo en archivos, en la Biblioteca del
Congreso, en la Pública de Nueva York y me sorprendió encontrar que
había mucha gente que recordaba el impacto que tuvo Marcelino en Charles Chaplin o Buster Keaton. Obviamente no lo habían visto porque murió hace 90 años pero sabían su historia", cuenta.
"Llegó de
Londres, donde llenaba teatros, y actuó durante siete años en el teatro
más importante de Nueva York, en el Hippodrome, delante de cinco mil personas,
dos veces al día", explica Casanova. Marcelino llegó a trabajar con el
mago Houdini: "Fue muy importante en el momento en el que el circo y el
teatro de variedades era la gran forma de entretenimiento del cambio de
siglo".
Pero llegó el cine, el jazz y otros entretenimientos "que eclipsaron el circo y Marcelino fue víctima de esa caída en desgracia".
No fue capaz de adaptarse al estilo y el humor de los nuevos tiempos.
"Marcelino hacía un teatro muy físico, con elefantes, en grandes
espacios, y en los nuevos teatros no lo podía hacer. Intentó trabajar en
cabarés más pequeños, pero tenía menos capacidad técnica. A eso se
sumaron sus problemas económicos. Ganó mucho dinero para la época,
porque era una gran estrella, pero inició varios negocios que no le
fueron bien".
El payaso de Jaca nunca regresó a España. No renegó
de sus orígenes, pero sí le echó imaginación para hacer más atractiva su
figura. El personaje eclipsó a la persona y se inventó muchos mitos
sobre su ascendencia. "Decía que se había dormido de pequeño junto a un
león y que lo rescató un payaso; o que se escondía junto a su familia
porque en un número de pértiga cayó y mató a un espectador. A veces
decía que era francés, otras escocés, y otras de Zaragoza. Jugaba con su
origen como parte del personaje".
En el New York Times aparece una curiosa historia –cuenta Víctor Casanova– sobre un buque de la Armada española que
fue a visitar el Hippodrome en 1920. "Uno de los marineros era de
Zaragoza y Marcelino, al terminar su función, fue a darle una abrazo. No
renegó de sus orígenes, sino que jugó con ellos como estrategia de
marketing".
"La
Biblioteca del Congreso, en Washington, conserva los cuatro únicos
segundos en movimiento de Marcelino. Solo hace muecas y se quita el
sombrero, no hace las volteretas ni los mortales que le hicieron famoso,
pero significan mucho". Precisamente, es uno de los materiales que se
pueden ver en la exposición retrospectiva, comisariada por Víctor
Casanova Abós y Jesús Bosque, en la Diputación Provincial de Huesca. Es
una muestra con cerca de 300 documentos, fotografías, carteles, programas, postales, revistas, libros y objetos que,
por primera vez, se podrán ver en España. "Tanto el libro como la
exposición quieren arrojar luz sobre su vida y hacer saber que tanto la
ciudad donde nació, Jaca, como Aragón o España, le recuerdan. Es también
un homenaje a esa generación de payasos que no pudieron subirse al
carro del cine", dice Casanova.
Además, se ha puesto en marcha una campaña de crowdfunding para
poner una lápida sobre la tumba del payaso en el cementerio de Kensico
en Nueva York. "Murió solo y sin dinero. No tenía familia, estaba
divorciado. Una Asociación de Amigos del Vodevil pagaron por su entierro
30 dólares, pero nunca le pusieron una lápida. Nosotros queremos
hacerlo para dignificar su memoria y conmemorar su vida".
Víctor Casanova. Marcelino. Muerte y vida de un payaso. Pregunta Ediciones, 2017.