Los amigos de la librería Cazarabet de Mas de las Matas (Teruel) han entrevistado al escritor José María Tamparillas con motivo de su libro de relatos Zaragoza turbia (Pregunta, 2018), y han publicado en su web las interesantes preguntas y
respuestas que se cruzan en torno al libro. Podéis leer la entrevista en este enlace y a continuación:
Cazarabet conversa con... José María Tamparillas, autor de “Zaragoza turbia” (Pregunta)
José María Tamparillas, desde la Edición de Pregunta, nos acerca, desde un abanico de relatos, a un mundo que se sumerge en las tripas más enrevesadas de una ciudad de interior, azotada por un viento enigmático y traidor, el cierzo…y bañada, de manera serpenteante, por un río emblemático como es la vertebración de aguas dulces que es el Ebro.
Este zaragozano le da un ritmo especial a los relatos desde cada una de las historias desde los personajes, a la trama y pasando por el escenario...
José María Tamparillas, desde la Edición de Pregunta, nos acerca, desde un abanico de relatos, a un mundo que se sumerge en las tripas más enrevesadas de una ciudad de interior, azotada por un viento enigmático y traidor, el cierzo…y bañada, de manera serpenteante, por un río emblemático como es la vertebración de aguas dulces que es el Ebro.
Este zaragozano le da un ritmo especial a los relatos desde cada una de las historias desde los personajes, a la trama y pasando por el escenario...
Se suma Tamparillas al resurgir del género del relato que ha resurgido, y no poco, ya no desde la creación sino desde la edición… las editoriales ya no tienen ni retienen tanto miedo a la hora de publicar y tomar la decisión de publicar libros de relatos desde plumas más o menos desconocidas… más o menos conocidas.
Tamparilla con este libro de relatos regresa, después de otros libros en otros campos y de otras colaboraciones, a una literatura o narrativa más corta y “más apócrifa”.
Lo que nos dice la Editorial sobre el libro:
Edificios que se fueron y vuelven, músicas augures y músicos singulares, seres elongados, espejos desertores, rosas que se desangran, resucitadoras, libélulas, sembradores de sombra, el padre Ebro y el cierzo, siempre el cierzo.
Zaragoza turbia, el nuevo libro de relatos de José María Tamparillas que verá la luz muy pronto en Pregunta, es la mirada que se cuela por las grietas en una realidad que va más allá de lo evidente; una visión hermética de la ciudad, sus rincones y gentes. Un conjunto de historias que alumbran la poética perturbadora de esa otra Zaragoza que, subterránea, elusiva e insólita, siempre nos acecha.
El autor de este libro que es una “reunión” de relatos:
Este escritor ha publicado más de una veintena de relatos en diferentes revistas y antologías. Tiene, además, publicados un libro de cuentos oscuros: “Carne de mi carne” y una novela, “Alma y el poeta”. Dos de sus cuentos han sido galardonados con el Premio Nocte. Este escritor zaragozano ha sido, además, sus pinitos dentro de la literatura infantil y juvenil con “Pancracio, el niño batracio” y en “La Dama, el duende y el Rey. Tres leyendas aragonesas”, obra infantil editada, también por esta editorial de la capital del Ebro, Zaragoza que cuenta, además con la coescritura de Roberto Malo y Daniel Tejero y con la inestimable pluma ilustrativa de David Guirao.
Este escritor, en la actualidad, vive en Zaragoza, la ciudad del cierzo y del Ebro... esa ciudad que retrata en cada uno de estos relatos y como dice la editorial” desde su lado más turbio e enquistado, con su mujer y sus dos perras, sus críticas más feroces.”
Cazarabet conversa con José María Tamparillas:
-José María los libros compuestos de muchas historias que se abren y se cierran son bien especiales. Bueno, de entrada como lectora o lector, te tiene que gustar este género, ¿verdad?. ¿Tú, por qué y de qué manera haces por acercarte a los relatos? -Las distancias cortas poseen un encanto y una dificultad… una textura propia, tanto para el lector como para el creador. No hay una razón especial por la que acercarme como lector a ese género; base decir que: si se trata de buena literatura, con eso es suficiente.
-Cada relato, ¿es como un nudo interior que se deshace?
-Desde la perspectiva del autor, la mía propia, es más como un impulso. No hay que desatar nada, no hay enigmas, hay puertas, grietas abiertas. Hay una especie de reto interno, una suerte de disparador, ya sea una frase, una imagen, un rostro, un gesto…, que te infecta, que siembra el germen de la historia en ti y no te deja hasta que no llegas al final del texto.
-Pero para este conjunto de relatos que editas con PREGUNTA ediciones, Zaragoza Turbia, lo envuelves todo de cierta impaciencia, cierta neblina entre triste y desanimada… un poco desesperante, pero hay una especie de salida que cada lectora y lector debe saber ver, de manera particular, ¿no?, ¿qué nos puedes decir?
-Zaragoza, como toda ciudad, es trasparente, al menos a primera vista. Un trasparencia hecha de rutina, conformismo, urgencias, pragmatismo y deseo. La labor del autor en un libro así es la de observar esa trasparencia y descubrir —o crear, si es necesario— las grietas por las que lo turbio, o como yo también digo, la extrañeza de lo fantástico se cuela o se puede colar. Cuando aparecen las grietas la trasparencia se cubre de una neblina como la que me dices, una capa turbia se solapa sobre la atmósfera cotidiana…, y los lectores tienen la posibilidad, a la luz de la narración de conjura, si lo desean, una salida, o por el contrario, que es lo que trato de lograr, un sometimiento a las nuevas reglas de lo extraño.
-¿Qué pretendes como escritor detrás de esta reunión de relatos?
-De alguna forma lo tienes explicado en la anterior cuestión. Como autor pretendo un acercamiento al género fantástico sin llegar a sumergirme por completo en las reglas, usos, costumbres y necesidades del género fantástico más puro, más manido. Trato de colar la irrealidad, la extrañeza, de forma sutil, o no tan sutil, en lo cotidiano para producir un cierto escalofrío, una cierta sacudida mental en los lectores. El mundo se hace más «real» cuando la literatura le da una ligera pizca de especia fantástica
-El escritor debe documentarse en todas las facetas de su tarea y en todos los géneros… cuéntame cómo lo has hecho para con este libro de relatos… quizás no lo has hecho, no sé, tú mismo…
-No soy un autor que se documente demasiado. Y en este caso mucho menos. Los relatos provienen de un impulso, de una emoción acuñada en cientos de paseos por la ciudad viendo rincones y gentes que despertaban ecos, ecos que me guiaban a una frontera entre lo real y lo extraño. A veces, una vez terminada la primera escritura, en el proceso de repaso y consolidación, si veo necesario añadir algún elemento de investigación, que sustente un poca más la narración, que la haga más accesible, lo hago, pero son pequeños puntos, especias que salpimentan y que potencian el sabor propio del relato
-Hay muchas convergencias de ideas, muchas inspiraciones que recoges en un bloc, servilleta, papelito… ¿no?
-Ojalá… No, no he logrado adquirir esa maravillosa costumbre. Lo fío todo a la memoria, al impulso del momento. Por eso, a veces, muchas ideas maravillosas se esfuman… y luego los lamentos son ensordecedores. Pero uno no cambia de costumbres tan fácilmente. Eso te define.
-La calle, las caras, los caminos, los cruces de caminos o de vidas…todo suma, nada resta y más en las pequeñas historias que se van reuniendo…
-Escenarios, historias y protagonistas diversos. Como ya os he dicho, en los paseos una descubre maravillosos disparadores de los mecanismos y la propia narración
-A veces, solo a veces, cada vez menos (porque se cultiva más desde la redacción a la lectura y a hablar en torno a ellos), se desmerece un poco al género de los relatos cortos, ¿por qué?; pero el relato exige mucho desde la escritura…
-No lo sé. Cada escritor tendrá sus razones. En mi opinión es a causa de diversas cuestiones. Desde incapacidad, pereza, hasta por un simple hecho de economía de esfuerzo. Muchos escritores se lanzan al proceloso mundo de la novela porque es el género de moda, el que vende, el que les pude dar visibilidad o ese empujón… que los ponga en el candelero.
-Y este género es precioso y, particularmente, a mi me entretiene mucho… Amigo, ¿en qué relatistas, cuentistas te has fijado?, si es que has tenido referentes…
-Borjes, Cortázar, Sciascia… Hay tantos. Para este libro he recuperado las lecturas de Algernon Blackwood y sobre todo de Vernon Lee y Robert Aickman, al que califico como el maestro de lo extraño
-Por ejemplo como lectora me han entretenido mucho la literatura de relatos de norteamericanos, relatos cortos rusos… te pongo dos ejemplos, seguro que tú nos puedes iluminar más y mejor…
-Yo recomendaría Aickman y a ese gran desconocido que es Leonardo Sciascia.
-Además, es de los géneros de los que se aprende de manera continua y continuada, verdad?, te lo decimos como lectora, lector…pero imagino que, más o menos, debe ser lo mismo como escritor…
-Los mecanismos son intercambiables con cierta precaución. En el relato uno debe pulir al máximo, por ejemplo, el uso del diálogo, algo que luego es muy útil en una novela. Aunque el dibujo de personajes debe ser sucinto…, algo que en la novela, a veces no es adecuado.
-De todas formas, tú eres un escritor que cultiva muchos campos… ¿Cómo te has encontrado en este en particular reuniendo los relatos pensando en esa Zaragoza turbia?
-Siempre me he encontrado muy cómodo en las distancias cortas. Fue con ellas con las que hice mis primeros pinitos en esto de juntar letras. Todo comenzó con un blog en el que iba creando las historias que se me venían a la cabeza en algunos paseos por la ciudad junto a mi mujer y mis perras. Fue ganando empaque, contenido y coherencia… Y al final parecía estar pidiendo ir más allá de lo virtual. Cosa que sucedió gracias a la buena gente de Pregunta Ediciones, que arriesgaron.
-Zaragoza turbia esconde a su manera, muchas realidades, muchos pálpitos de hoy y casi de ahora, ¿verdad?, aunque, a veces, “neguemos la mayor”…
-Esconde las irrealidades, extrañezas, fantasías, debilidades, filias y fobias del propio autor. Si os refería a la posibilidad de que la ficción contenga posos de realidad paranormal… No, lo paranormal es un buen sustrato para lo literario; en ese universo imaginativo actúa el pensamiento mágico, la metáfora mágica, la visión mágica del mundo. Pero en mi caso es algo que solo concierne a la creatividad y a la curiosidad por las costumbres y supersticiones que, todavía nos moldean como especie. Curiosidad intelectual…
-En qué piensas, amigo José María, mientras compones relatos?..Porque me da que eres de los que compone…de los que escribe componiendo… ¿qué nos puedes decir?
-En dejarlos lo más acabados posible. En cerrar el círculo, en forjar una narración sólida, pero ligera y fascinante
-José María, ¿en qué estás trabajando en la actualidad?, ¿nos puedes dar alguna pista?
Tamparilla con este libro de relatos regresa, después de otros libros en otros campos y de otras colaboraciones, a una literatura o narrativa más corta y “más apócrifa”.
Lo que nos dice la Editorial sobre el libro:
Edificios que se fueron y vuelven, músicas augures y músicos singulares, seres elongados, espejos desertores, rosas que se desangran, resucitadoras, libélulas, sembradores de sombra, el padre Ebro y el cierzo, siempre el cierzo.
Zaragoza turbia, el nuevo libro de relatos de José María Tamparillas que verá la luz muy pronto en Pregunta, es la mirada que se cuela por las grietas en una realidad que va más allá de lo evidente; una visión hermética de la ciudad, sus rincones y gentes. Un conjunto de historias que alumbran la poética perturbadora de esa otra Zaragoza que, subterránea, elusiva e insólita, siempre nos acecha.
El autor de este libro que es una “reunión” de relatos:
Este escritor ha publicado más de una veintena de relatos en diferentes revistas y antologías. Tiene, además, publicados un libro de cuentos oscuros: “Carne de mi carne” y una novela, “Alma y el poeta”. Dos de sus cuentos han sido galardonados con el Premio Nocte. Este escritor zaragozano ha sido, además, sus pinitos dentro de la literatura infantil y juvenil con “Pancracio, el niño batracio” y en “La Dama, el duende y el Rey. Tres leyendas aragonesas”, obra infantil editada, también por esta editorial de la capital del Ebro, Zaragoza que cuenta, además con la coescritura de Roberto Malo y Daniel Tejero y con la inestimable pluma ilustrativa de David Guirao.
Este escritor, en la actualidad, vive en Zaragoza, la ciudad del cierzo y del Ebro... esa ciudad que retrata en cada uno de estos relatos y como dice la editorial” desde su lado más turbio e enquistado, con su mujer y sus dos perras, sus críticas más feroces.”
Cazarabet conversa con José María Tamparillas:
-José María los libros compuestos de muchas historias que se abren y se cierran son bien especiales. Bueno, de entrada como lectora o lector, te tiene que gustar este género, ¿verdad?. ¿Tú, por qué y de qué manera haces por acercarte a los relatos? -Las distancias cortas poseen un encanto y una dificultad… una textura propia, tanto para el lector como para el creador. No hay una razón especial por la que acercarme como lector a ese género; base decir que: si se trata de buena literatura, con eso es suficiente.
-Cada relato, ¿es como un nudo interior que se deshace?
-Desde la perspectiva del autor, la mía propia, es más como un impulso. No hay que desatar nada, no hay enigmas, hay puertas, grietas abiertas. Hay una especie de reto interno, una suerte de disparador, ya sea una frase, una imagen, un rostro, un gesto…, que te infecta, que siembra el germen de la historia en ti y no te deja hasta que no llegas al final del texto.
-Pero para este conjunto de relatos que editas con PREGUNTA ediciones, Zaragoza Turbia, lo envuelves todo de cierta impaciencia, cierta neblina entre triste y desanimada… un poco desesperante, pero hay una especie de salida que cada lectora y lector debe saber ver, de manera particular, ¿no?, ¿qué nos puedes decir?
-Zaragoza, como toda ciudad, es trasparente, al menos a primera vista. Un trasparencia hecha de rutina, conformismo, urgencias, pragmatismo y deseo. La labor del autor en un libro así es la de observar esa trasparencia y descubrir —o crear, si es necesario— las grietas por las que lo turbio, o como yo también digo, la extrañeza de lo fantástico se cuela o se puede colar. Cuando aparecen las grietas la trasparencia se cubre de una neblina como la que me dices, una capa turbia se solapa sobre la atmósfera cotidiana…, y los lectores tienen la posibilidad, a la luz de la narración de conjura, si lo desean, una salida, o por el contrario, que es lo que trato de lograr, un sometimiento a las nuevas reglas de lo extraño.
-¿Qué pretendes como escritor detrás de esta reunión de relatos?
-De alguna forma lo tienes explicado en la anterior cuestión. Como autor pretendo un acercamiento al género fantástico sin llegar a sumergirme por completo en las reglas, usos, costumbres y necesidades del género fantástico más puro, más manido. Trato de colar la irrealidad, la extrañeza, de forma sutil, o no tan sutil, en lo cotidiano para producir un cierto escalofrío, una cierta sacudida mental en los lectores. El mundo se hace más «real» cuando la literatura le da una ligera pizca de especia fantástica
-El escritor debe documentarse en todas las facetas de su tarea y en todos los géneros… cuéntame cómo lo has hecho para con este libro de relatos… quizás no lo has hecho, no sé, tú mismo…
-No soy un autor que se documente demasiado. Y en este caso mucho menos. Los relatos provienen de un impulso, de una emoción acuñada en cientos de paseos por la ciudad viendo rincones y gentes que despertaban ecos, ecos que me guiaban a una frontera entre lo real y lo extraño. A veces, una vez terminada la primera escritura, en el proceso de repaso y consolidación, si veo necesario añadir algún elemento de investigación, que sustente un poca más la narración, que la haga más accesible, lo hago, pero son pequeños puntos, especias que salpimentan y que potencian el sabor propio del relato
-Hay muchas convergencias de ideas, muchas inspiraciones que recoges en un bloc, servilleta, papelito… ¿no?
-Ojalá… No, no he logrado adquirir esa maravillosa costumbre. Lo fío todo a la memoria, al impulso del momento. Por eso, a veces, muchas ideas maravillosas se esfuman… y luego los lamentos son ensordecedores. Pero uno no cambia de costumbres tan fácilmente. Eso te define.
-La calle, las caras, los caminos, los cruces de caminos o de vidas…todo suma, nada resta y más en las pequeñas historias que se van reuniendo…
-Escenarios, historias y protagonistas diversos. Como ya os he dicho, en los paseos una descubre maravillosos disparadores de los mecanismos y la propia narración
-A veces, solo a veces, cada vez menos (porque se cultiva más desde la redacción a la lectura y a hablar en torno a ellos), se desmerece un poco al género de los relatos cortos, ¿por qué?; pero el relato exige mucho desde la escritura…
-No lo sé. Cada escritor tendrá sus razones. En mi opinión es a causa de diversas cuestiones. Desde incapacidad, pereza, hasta por un simple hecho de economía de esfuerzo. Muchos escritores se lanzan al proceloso mundo de la novela porque es el género de moda, el que vende, el que les pude dar visibilidad o ese empujón… que los ponga en el candelero.
-Y este género es precioso y, particularmente, a mi me entretiene mucho… Amigo, ¿en qué relatistas, cuentistas te has fijado?, si es que has tenido referentes…
-Borjes, Cortázar, Sciascia… Hay tantos. Para este libro he recuperado las lecturas de Algernon Blackwood y sobre todo de Vernon Lee y Robert Aickman, al que califico como el maestro de lo extraño
-Por ejemplo como lectora me han entretenido mucho la literatura de relatos de norteamericanos, relatos cortos rusos… te pongo dos ejemplos, seguro que tú nos puedes iluminar más y mejor…
-Yo recomendaría Aickman y a ese gran desconocido que es Leonardo Sciascia.
-Además, es de los géneros de los que se aprende de manera continua y continuada, verdad?, te lo decimos como lectora, lector…pero imagino que, más o menos, debe ser lo mismo como escritor…
-Los mecanismos son intercambiables con cierta precaución. En el relato uno debe pulir al máximo, por ejemplo, el uso del diálogo, algo que luego es muy útil en una novela. Aunque el dibujo de personajes debe ser sucinto…, algo que en la novela, a veces no es adecuado.
-De todas formas, tú eres un escritor que cultiva muchos campos… ¿Cómo te has encontrado en este en particular reuniendo los relatos pensando en esa Zaragoza turbia?
-Siempre me he encontrado muy cómodo en las distancias cortas. Fue con ellas con las que hice mis primeros pinitos en esto de juntar letras. Todo comenzó con un blog en el que iba creando las historias que se me venían a la cabeza en algunos paseos por la ciudad junto a mi mujer y mis perras. Fue ganando empaque, contenido y coherencia… Y al final parecía estar pidiendo ir más allá de lo virtual. Cosa que sucedió gracias a la buena gente de Pregunta Ediciones, que arriesgaron.
-Zaragoza turbia esconde a su manera, muchas realidades, muchos pálpitos de hoy y casi de ahora, ¿verdad?, aunque, a veces, “neguemos la mayor”…
-Esconde las irrealidades, extrañezas, fantasías, debilidades, filias y fobias del propio autor. Si os refería a la posibilidad de que la ficción contenga posos de realidad paranormal… No, lo paranormal es un buen sustrato para lo literario; en ese universo imaginativo actúa el pensamiento mágico, la metáfora mágica, la visión mágica del mundo. Pero en mi caso es algo que solo concierne a la creatividad y a la curiosidad por las costumbres y supersticiones que, todavía nos moldean como especie. Curiosidad intelectual…
-En qué piensas, amigo José María, mientras compones relatos?..Porque me da que eres de los que compone…de los que escribe componiendo… ¿qué nos puedes decir?
-En dejarlos lo más acabados posible. En cerrar el círculo, en forjar una narración sólida, pero ligera y fascinante
-José María, ¿en qué estás trabajando en la actualidad?, ¿nos puedes dar alguna pista?
-Corrigiendo un par de novelas. Una ya prácticamente acabada y otra por completar.